Decía Honoré Balzac que la burocracia era un gigante manejado por pigmeos, en una época de inoperancia política y administrativa como caracterizaba la sociedad de la primera mitad del siglo XIX. Mariano José de Larra, coetáneo del novelista francés, hizo irónicamente famoso el latiguillo administrativo ‘vuelva usted mañana’ (que tanto contribuyó a una visión pesimista del país) y más tarde, Frank Kafka llevaría al extremo surrealista la incomunicación entre el individuo y el Estado con su novela El Proceso. Por suerte, las cosas han cambiado mucho. En nuestra sociedad actual el ciudadano está considerado el centro y razón de ser de la Administración Pública. Por ello, atender con agilidad y eficacia sus quejas y solicitudes de información debe ser una de las principales premisas. Lo ideal es que toda la información se suministre con carácter universal y de forma homogénea, para evitar discriminaciones de trato entre ciudadanos de diferentes demarcaciones territoriales. Ése es uno de los grandes retos para conseguir que la e-Administración sea global y llegue a todos por igual. La multicanalidad e interoperabilidad entre los distintos entes públicos son las principales vías para poner las bases de una comunicación igual a igual entre el individuo y el Estado, y un paso definitivo en aras de la democracia electrónica.
domingo, 2 de diciembre de 2007
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